Una de las fotos promocionales de Debbie Harry tomada a mediados de los años 70, y retocada con gusto pop alla Warhol por Carlos Laguna, diseñador de la editora T&B, ilustra la portada de este libro. Su título, sin embargo, va mucho más allá de la bella vocalista de los neoyorquinos Blondie.
Igualmente, y tal vez buscando la meseta comercial de la actualidad, el
subtítulo añadido crea ciertos contrasentidos. Se marcan unos límites
que comienzan en 1978 y terminan en 1984, y aun así se cita a Franz Ferdinand.
¿Inconcebible? Para nada. Todo aquí tiene una razón que el lector
descubrirá con el paso de las casi cuatrocientas páginas que ofrece esta
edición.
Juan Manuel Corral se alía con cuatro especialistas
para compilar una vibrante guía explicativa por la que entender la
entrada de los años ochenta y el actual biberón del que chupan todas las
nuevas promesas que con poca carrera a sus espaldas están logrando
revivir una escena casi olvidada. New Wave Y Post-Punk 1978-1984 nos introduce primeramente, y como se entiende lógico, en la escena punk.
De esta forma nos muestra la caída de los iconos que en dicha
corriente reinaron, al igual que abre las diversas vías que desde el
apagón iluminaron el futuro. Desde el ska británico hasta las corrientes industriales, del techno pop al sabor reggae;
todo tiene sentido por muy descabellado que parezca, pues todo, como
decía aquel, siempre está conectado. Y que no se asusten los amantes de
aquellos trajes de chaqueta con hombreras en todo lo alto, el maquillaje
en su justa medida y la provocación elegantemente estrambótica, ya que
en las páginas de este lanzamiento editorial queda buen espacio para
aquellos new romantics y su parafernalia.
Como suele pasar con este tipo de estudios sobre una corriente
concreta (varias en este caso), siempre faltan páginas y se echan a
faltar nombres que podrían perfectamente complementar el grueso del
trabajo. Aquí sucede, aunque no es para nada alarmante. La selección
realizada por los cinco autores se me hace justa y necesaria para poder
saltar de uno a otro estilo deudor o hermanado con el anterior. Además,
el hecho de repasar en sus últimos capítulos los sellos independientes
que levantaron el cambio, al igual que subrayar a los nuevos pipiolos
que en pleno nuevo siglo alzan por segunda vez su bandera, es algo digno
de todo agradecimiento. Estamos por tanto ante el ideal centro de
información en el que hallar un importante pedazo de la historia musical
moderna.