
Tanto es así que hasta él mismo se convence de ello.
Paralelamente, su medio hermano Guillermo es despedido de su empleo y abandonado por su novia.
La enfermedad del padre reúne nuevamente a los hermanos al convocarles para cumplir un particular último deseo.
Esta petición obliga a Felipe y a Guillermo a enfrentarse con sus propias realidades y a definir si realmente su suerte está echada.