
Tras darse un garbeo por la Costa del Sol, Torrente decide instalarse en Marbella. Allí se dedica a lo que le puede gustar: defender al ciudadano, velar por el cumplimiento de la justicia y engañar al mayor número de inocentes posible. El antihéroe José Luis Torrente, estando en Marbella pierde la fortuna que había obtenido se vuelve autónomo y su propia empresa: una especie de escuela de detectives y agencia de seguridad privada. Por accidente vuelve a encontrarse en medio de una lucha entre mafias; que además amenazan con destruir Marbella (a "cañonazos").