Jubilee (el título se burla del
aniversario 25 de la reina Elizabeth II en el trono) es un filme de
culto de Derek Jarman que nos lleva de la mano de la reina Elizabeth I
(transportada 400 años hacia el futuro por el ocultista John Dee a
través de Ariel, el espíritu guía tomado de la obra de Shakespeare The Tempest) al epicentro del nihilismo, la sátira, la ira, la moda y la filosofía punk.
Al lado de esta película filmada en 1977 (el heyday del punk con álbumes como Never mind the bollocks y The Clash) filmes como Trainspotting
se parecen más que nunca al tecito de las 5 de la tarde. Una película
que cita por igual al teatro isabelino como a Siouxsie and the Banshees y
en la cual nos enfrentamos (sí, es la palabra exacta) a una
postapocalíptica wasteland inglesa que se deshace entre pandillas femeninas motorizadas, poderes mediáticos totalitarios, policía fascista y sexo bizarro.
El
argumento inconexo, la actitud confrontacional, su permisividad (que
hace ver a la más temprana La Naranja Mecánica algo discreta y demasiado
estilizada) y la cinematografía imbuída del estilo blackmail del punk
parecería convertir Jubilee en una cinta a merced de su reputación de
culto, su momento histórico y su carácter panfletario (con slogans como
"we can do without civilizaton"). Sin embargo, la intención de Jarman no
es representar cualidades o vicios humanos sino escupirte en la cara
-al mejor estilo punk- una masa sexualizada de violencia y anarquía.
Al
igual que las películas de John Waters como Pink Flamingos, este filme
de Jarman (que aparece en su filmografía como una anomalía al celebrar
la promiscuidad bisexual y la anarquía en lugar de lo homoerótico y lo
deliberadamente subversivo) muestra a personajes volátiles que enervan
al público convencional pero que, a diferencia de Waters, no juegan
tanto con el humor como con la pretensión de hacer blanco en las
mentalidades serias. Más shock y menos jaja, se diría Jarman, probando
una vez más que el punk nunca fue tan divertido en Inglaterra como en
Estados Unidos.
Como,
Amyl Nitrate, una de las rebeldes, que afirma que cuando no escribe
sobre la historia de Inglaterra (a modo de revisionista subversiva) se
encarga de hacer historia, la película es un juego sarcástico que además
reúne a íconos de la infracultura de su tiempo como Brian Eno (en su
primera banda sonora original), Adam Ant, Little Nell, Jordan y Wayne
County.
El
mesías mediático Borgia Ginz dice al final de la cinta: "They all sign
up in one way or another". En efecto, Jubilee fue profético al predecir
la domesticación comercialista del punk, ya que muestra a una de las
bandas en Top of the Pops (Adam, de la banda Adam Ant, apareció en el
célebre programa de tv inglés y aceptó la propuesta de Margaret Tatcher
para cantar por las Falklands, es decir, las Islas Malvinas), además de
predecir el caos que luego estallaría en ciudades británicas como
Brixton y Tosteth.
Este
filme de Jarman es una de las películas inglesas más decididamente
antibritánicas: Bod, la monarca topless, lidera a una pandilla de
desadaptadas con nombres como Crabs, Mad y Chaos que asesinan, arman
orgías, sofocan en polietileno a un tipo que acaba de tener sexo, atacan
a una mesera en su propio café cubriéndola de salsa de tomate, andan
por ahí desnudas y se tatúan unas a otras con una navaja para luego
sellarse las heridas con sal. Vemos a Elizabeth II muerta en un basurero
y al palacio de Buckingham convertido en un estudio de grabación para
músicos de punk bajo el dominio del todopoderoso y megalomaníaco Ginz.

Pero
no hay que olvidar que Jubilee no es una película sobre la música punk.
A diferencia del cine punk británico, con trabajos como el frustrado
Who killed Bambi?, el decepcionante documental sobre los Sex Pistols
titulado The Great Rock n´Roll Swindle u otras cintas como Breaking
Glass o Rude Boy de The Clash, el filme dirigido por Jarman no ha
envejecido debido principalmente a la riqueza y diversidad de sus
fuentes.
Cuando
Kid (otro de los vagabundos convertido en estrella del punk) besa y
luego lame lascivamente su propia imagen en la pantalla de televisión,
Jarman le imprime una variación posmoderna al mito de Narciso. Además de
la mitología, Jarman absorbe diferentes tradiciones fílmicas y
literarias: las figuras simbólicas de Le sang d'un poète (Jean Cocteau),
el rojo explosivo de los cineastas británicos Michael Powell y Emeric
Pressburger, la ironía, la erudición y el furor panfletario de La
Chinoise y Week-End de Godard (no puede haber un personaje más
godardiano en la filmografía de Jarman que Amyl Nitrate, la pseudo
historiadora de pelos parados), sin dejar de lado la influencia del
primer Fassbinder, del poético y político Pier Paolo Pasolini, de la
novela The Wild Boys de William Borroughs 0 de 1984 de Orwell tanto como
de Brave New World de Aldous Huxley.
Hermanos
incestuosos, Sphinx y Angel (el que dice la maravillosa frase: "I didn't
know I was dead till I was fifteen") usando a la artista Viv para
reafirmar su homosexualidad, Mad castrando a un policía que acaba de
orinar para luego tirarse a llorar, iglesias convertidas en clubes de
striptease, graffitis en cada pared, Kid rebautizado como Scum por
Borgia porque "es comercial y es todo lo que la audiencia se merece",
composiciones oblicuas que alternan close ups con planos medios en las
escenas de violencia gracias a tomas que se alargan hasta repugnar a la
audiencia (algo parecidas a las de La Naranja Mecánica cuando Alex es
sometido al tratamiento-tortura Ludovico). Con este maridaje de anarquía
y belleza Jarman no solamente construye una de sus mejores películas
sino que deja un legado que influyó tanto en la estética parpadeante del
video clip como en la sensibilidad lúdica e irreverente del
posmodernismo.Aquí algunas de las mejores citas de Jubilee en voz de sus personajes.