El larguirucho que se plantaba en el escenario y de ahí no se movía.
El tipo que fue hippie y después patentó el uniforme de campera
de cuero y jeans rotos. El borracho, el hijo de una experta en arte, el artista
demócrata, el apasionado de la bolsa de valores en sus últimos
días. Joey, un tipo al que muchos argentinos llegaron a considerar un
"amigo".
Joey Ramone no era los Ramones. Los tres acordes de guitarra eran de Johnny,
la mayoría de las grandes canciones estaban firmadas por Dee Dee, y la
banda en general siempre fue una unidad de cuatro tipos en camperas de cuero
que parecían tontos y tocaban rápido canciones de tres minutos
y pico, que salvaron al rock'n'roll de convertirse en una pretenciosa fórmula
musical ejecutada por virtuosos. Pero era imposible sacar los ojos de él.
El hecho de que fuera el frontman más desgarbado y menos adecuado de
la historia del rock lo hacía una estrella. Su metro noventa, su inmovilidad,
sus anteojos, incluso su famosa inestabilidad (hay incontables anécdotas
de Joey tropezándose, cayéndose, siendo un ejemplo de la más
absoluta torpeza), sus anteojos negros y el pelo sobre el rostro que apenas
dejaban adivinar sus rasgos, todo eso lo convertían en alguien único.
Había que tener mucha personalidad para con esa voz nasal y un tono de
brutal desinterés, entonar o algo así "pegale al pendejo
con un bate de baseball" ("Beat on the brat"). La voz de Joey
Ramone tenía toda la ironía necesaria para comprender que los
Ramones eran mucho más inteligentes de lo que parecían y mucho
más informados acerca de la historia de la música pop de lo que
sus breves melodías sugerían. Que, de hecho, eran una banda brillante.
Al hablar, Joey apenas murmuraba, por lo que era bastante más fácil
no escuchar lo que estaba diciendo y no descubrir su agudeza cuando hablaba
de política, una faceta de su personalidad que muy pocos sospechaban.
De familia demócrata, Joey estaba deprimido con el retorno conservador
de los últimos años en Estados Unidos. "El país está
espantoso. Cuando veo CNN en los hoteles de otros países, me pregunto:
¿para qué mierda volver? Todos estos crímenes sin sentido.
Después hablan de los neonazis en Alemania, pero hay más skinheads
y KKK en Estados Unidos que en Berlín. Hay que tener la mente abierta.
La actitud machista que hay ahora es insoportable. La gente tiene miedo de exponer
sus sensibilidades, y la gente que no puede conectarse con otros está
perdida." De todos modos, cuando Joey daba sus opiniones, aclaraba que
hablaba por sí mismo. "Porque Johnny es conservador. Odio decir
eso de Johnny, pero es verdad. Creo que hace que la banda se vea mal, pero supongo
que la belleza de los Ramones es que atraen a todo el mundo. A mí me
enferma que vengan skinheads a nuestros shows, aunque sea a ventilar frustraciones.
Trato de ignorarlo. Me hace mal." La semana pasada, Arturo Vega (el artista
plástico que trabaja con los Ramones desde siempre y que recogió
en su departamento a los perdidos Joey y Dee Dee en los '70) fue a ver a Joey
al hospital, donde estaba haciendo un tratamiento por un cáncer linfático.
Vega dijo que Joey estaba mejor, que estaba viendo "The Sopranos"
y que parecía recuperado. Muchos suspiraron de alivio, pero duró
poco. Joey Ramone murió el domingo de Pascua en un hospital neoyorquino.
Lo acompañaban familia y amigos, y su madre cuenta que, justo antes de
morir, Joey estaba escuchando la canción "In a little while"
del último disco de U2. Tenía 49 años, y pocos meses antes
había estado en plena actividad. Muy pocos sabían que estaba tan
enfermo. Dee Dee, Tommy, Johnny y Joey Ramone vivían en la misma cuadra
cuando eran adolescentes, en unos lindos edificios del barrio Forrest Hills
de Queens, Nueva York. Johnny y Dee Dee se hicieron amigos primero, a partir
de un mutuo fanatismo por los Stooges. Después integraron a su grupo
a Mitchell Hyman (más tarde conocido como Mickey Leigh), pero no tenían
ganas de hacer migas con el hermano de Mitchell, Jeffrey Hyman (más tarde
conocido como Joey Ramone). "Joey se hacía llamar Jeff Starship
en aquellos días", cuenta Mitchell, "y se juntaba con gente
rara del Village. Era un hippie consumado. Andaba descalzo y se había
ido a San Francisco, y tenía muchos amigos hippies. Por eso Johnny ni
quería hablarle: odiaba a los hippies".
De todos modos, las diferencias pronto fueron puestas a un lado cuando Dee
Dee descubrió que había una afición que podía compartir
con Joey: a los dos les gustaba beber, y mucho. Se pasaban tardes enteras tomando
whisky en sus habitaciones. Claro que Johnny y Dee Dee también usaban
todo tipo de drogas, cosa en la que Joey nunca pudo acompañarlos. "Nunca
aspiré pegamento o Carbona", solía contar Joey, "nunca
me enganché con las bolsitas de papel. Lo hacía de vez en cuando,
pero nunca como los chicos. Nunca pude manejar las drogas demasiado bien".
Fue por esa época cuando la madre de Joey, que era dueña de una
pequeña galería de arte, lo echó de la casa porque no lo
soportaba más. Joey tenía 21 años y no estaba haciendo
nada con su vida, no trabajaba, no estudiaba, se emborrachaba, y no daba indicios
de ninguna intención de cambiar de actitud. "Lo único que
hacía era sentarme en una esquina con Dee Dee en pedo e insultar a la
gente. Me echaron, y mi mamá me dijo que era por mi propio bien. Entonces
me mudé a su galería de arte. Tuve que esconderme ahí porque
la policía, cuando veía luces a la noche, pensaba que era un ladrón.
Dormía en el piso, y de día trabajaba ahí. Antes de irme
a dormir iba a un club de Queens a escuchar rock'n'roll. Y poco después
Dee Dee se vino a vivir conmigo a la galería." Joey estaba en plena
experimentación en esa época. Pintaba con mezclas de zanahorias
y lechuga y frutillas, como si fuera un artista de vanguardia. También
grababa sonidos: con un micrófono registraba tormentas, truenos, pelotas
de básquet rebotando. Sus rarezas eran atribuidas, sin embargo, a que
había estado un tiempo en una clínica psiquiátrica. Y eran
bienvenidas por eso también.
A Dee Dee y a Johnny les gustaba juntarse con alguien que estuviera loco. Les
parecía cool. Mitchell cuenta que "a Joey le sirvió estar
en el loquero, porque tenía muchas novias que había conocido ahí.
Y a Johnny le gustaba juntarse con gente rara, todo lo que fuera demente le
parecía alucinante". La música también era parte de
su vida. "Cuando era adolescente tuve que atravesar un montón de
mierda, mi mamá se divorció y se volvió a casar, una familia
nueva y todas esas cosas. Encontré mi salvación en la radio. Me
acuerdo de la primera vez que escuché a los Beach Boys, era 'Surfing
USA' y me impactó. Pero los Beatles fueron los que me convirtieron en
un fan. Y más tarde los Stooges, que fueron una banda que me ayudó
mucho en mis períodos oscuros. Me ayudaban a sacar afuera la agresión.
Nadie andaba armado en aquellos años, ningún chico llevaba armas
a la escuela. Lo que hacías era poner música fuerte que te hacía
sentir bien." Fue por esa época cuando Joey empezó con su
carrera. Pero no fue en una banda punk sino en una banda glam que se llamaba
Sniper. Joey siempre había llamado la atención, por su altura
y su desgarbo, pero con plataformas pasaba los dos metros, y el maquillaje no
era una buena idea para su cara. Terminaron golpeándolo, claro, y tuvo
que pasar una noche en el hospital con la nariz rota.
Pero esa experiencia glam le sirvió para demostrar que podía
cantar en una banda. Cuando Dee Dee y Johnny lo llamaron para formar parte de
la que estaban pensando formar, sin embargo, le pidieron que tocara la batería.
Contaba Joey que "era un desastre. Dee Dee cantaba y tocaba la guitarra,
pero no podía hacer las dos cosas al mismo tiempo. Estábamos siempre
borrachos. Lo que empezó a pasar fue que ellos tocaban cada vez más
rápido y yo no podía seguirles el ritmo. Entonces me pidieron
que cantara. Creían que podía funcionar, me habían visto
en Sniper y les parecía que yo no me parecía a nadie. Todos los
demás estaban imitando a Jagger o a Iggy, pero yo era distinto. Tommy,
que hasta ese momento había sido nuestro manager, tuvo que sentarse en
la batería porque nadie más quería". Fue en uno de
esos caóticos ensayos donde decidieron llamarse The Ramones y adoptar
todos ese apellido, sin demasiadas explicaciones o ceremonias, de la misma forma
en que a partirde allí construirían su carrera. El nombre fue
tomado de un seudónimo que usaba Paul McCartney cuando los Beatles tocaban
en Alemania al principio de su carrera, Paul Ramon. En aquella época,
los Beatles todavía se vestían de cuero negro. "La música
que amábamos se estaba muriendo, así que decidimos hacerla nosotros.
Lo bueno desaparecía. Johnny concibió un nuevo sonido para la
guitarra, y todos los demás agregamos algo. Y cantábamos sobre
las cosas que vivíamos, nuestras frustraciones y cosas que tenían
que ver con la radio, la TV y la vida real."
Lo que pasó después, como suele decirse, es historia. Y a pesar
de su status de pionero del punk y de que los Ramones están en la memoria
colectiva de todos, Joey Ramone nunca creyó que hubiera recibido el reconocimiento
que se merecía. Hace poco, la revista norteamericana Entertainment Weekly
eligió los 100 momentos clave del rock, y el primer show de Ramones en
el CBGB's quedó en el puesto 11. Eso hizo sentir bien a Joey, porque
"siempre fuimos más que una banda: inspiramos a generaciones de
chicos. Era mucho más que punk rock. Me gusta que haya bandas como Green
Day u Offspring. Pero, al mismo tiempo, mi carrera fue una frustración
tras otra. Nunca llegamos al Top 40 en EE.UU. a pesar de que escribimos canciones
muy radiables como 'Sheena is a punk rocker' o 'Rockaway Beach'. Hubo muchos
obstáculos que no estaban en la música sino en la industria, en
la radio o lo que sea. Mucha gente nos tenía miedo". Desde la separación
de Ramones en 1996, Joey siguió activo. Además de producir el
disco de Independents (una banda de ska), Joey co-produjo un EP para su ídolo,
Ronnie Spector, y escribió una canción para él, la balada
"She Talks to Rainbows", sobre una chica rara que había conocido
en la calle.
Y en los últimos tres años había estado trabajando en
un disco solista: tenía escritas casi 20 canciones y pensaba grabarlas
con una banda que incluiría a Andy Shernoff de The Dictators y a Frank
Funaro de Cracker. Pero, a pesar de sus proyectos, mantuvo un perfil bajo en
los últimos años, apareciendo a veces en alguna fiesta de los
clubes neoyorquinos. Más recientemente grabó una canción
con los otros Ramones para la banda de sonido de una película, en lo
que significó un indicio de reunión nunca concretada más
tarde. El domingo, en Nueva York, mucha gente se enteró de la muerte
de Joey Ramone por e-mails que enviaron Mike Watt y Thurston Moore. Mike Watt
escribía: "Sheena es una punk. Yo también. Te voy a extrañar".
En el sitio de Internet salon.com, periodistas amigos y fans escribieron pequeños
recordatorios, y la mayoría coincidió en varias cosas: que Ramones
fue la primera banda punk que escucharon y que les cambió la vida, que
esperaban que Joey antes de morir se hubiera dado cuenta del enorme respeto
que le tiene la nueva generación de punks, que no podían creerlo.
Todos recordaban el "1-2-3-4!" y el "gabba gabba hey" y
esa intensidad única, casi efímera. Pero inolvidable.
POR MARIANA ENRIQUEZ
NO
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Muy interesante, buena redacción.
ResponderEliminarMuy interesante, buena redacción.
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