Buenas noches amigos, mi nombre es Flavia, y hoy tengo una buena historia para contarles, acerca Tanguito, uno de los pioneros del rock argentino. Además nos visitan los niños mimados de Deby Fernandez, los Offside, asi que tenemos un partidazo de punk rock melódico. Allá vamos...
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La Argentina de fines de la década de 1960 sufría un momento sociohistórico particularmente intolerante con las diferencias, signado por la dictadura militar denominada Revolución Argentina y comandada por el General Juan Carlos Onganía.
La situación del país estaba marcada por numerosos hechos que, poco a poco, se fueron transformando en cotidianos, como los reiterados asesinatos de obreros y estudiantes, la represión en las universidades públicas, las leyes anticomunistas sancionadas por el propio Onganía, el cierre de los canales tradicionales de participación política y la censura a la prensa y a todas las manifestaciones culturales calificadas como subversivas.
En aquel contexto, emergieron diferentes voces que, cada una a su manera, mostraban el descontento respecto del poder dictatorial de la época. Uno de esos grupos estaba compuesto por unos jóvenes músicos, influenciados por el movimiento Beatnik, que pasaban noches enteras naufragando entre el arenero de Plaza Francia, el baño del mítico bar de La Perla de Once, y La Cueva, un sótano-bar sobre la calle Pueyrredón.
Entre los integrantes más destacados estaban Moris, Miguel Abuelo, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Pipo Lernoud, Javier Martínez y José Alberto Iglesias. Este último popularmente conocido como Tanguito, quien encarnaría una de las historias más trágicas del rock nacional.
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Proveniente de una típica familia de barrio obrero del oeste del Gran Buenos Aires, sus primeros pasos en la música los dio en la banda Los Dukes en 1963, influenciada musicalmente por el rock estadounidense de los cincuenta. A pesar de tener cierto éxito dentro de la escena local, a los dos años decidió abandonar la formación.
Sus problemas de conducta, ligados a los excesos y a sus excentricidades, contrastaban demasiado con la estructura que los productores de Los Dukes querían darle a la banda, por lo tanto, el alejamiento de Tanguito se hizo inevitable.
A partir de ese momento comenzó a frecuentar otro tipo de ambientes musicales, donde se toparía con los “padres” del rock nacional.
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Durante los primeros tiempos, Tanguito fue particularmente perseguido y humillado por la policía, quien lo consideraba un peligro para la sociedad por creer que su forma de estar en el mundo produciría la infiltración del comunismo en nuestro país, y destruiría la familia, la moral y la tradición.
Acusado de traficar drogas, causar disturbios en la vía pública, el orden público lo había convertido en habitué de los calabozos porteños.
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Y fue el 19 de junio de 1967 cuando se produjo un cambio radical en la vida del músico. Ese día, Los Gatos grabaron su primer simple. De un lado estaba “Ayer Nomás”, de Moris y Pipo Lernoud, y del otro “La Balsa”, tema compuesto por Tanguito y Nebbia.
A partir de ese momento fundacional del rock nacional, empezó a tener reconocimiento masivo un estilo musical con una ideología contracultural que apuntaba a concientizar a la gente en contra de la guerra y el hambre y a favor de la libertad; lo que se constituyó en la voz de lo que gran parte de las nuevas generaciones estaban pujando por gritar.
La masividad lograda ubicó a Tanguito en una situación particular, ya que empezaba a ser reconocido como el coautor de “La balsa” e integrante de una generación de músicos que representaba el pensamiento de miles de jóvenes. Sin embargo, no quiso (o no pudo) aprovechar aquel esbozo de fama para lanzar su carrera musical y obtener una especie de amnistía con respecto a la persecución policial.
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Puesto en el centro de la escena, quedaba a mitad de camino entre subirse a aquella balsa de masividad y comercio o quedarse naufragando, ya sin sus compañeros de antes y trasformado en un símbolo para algunos grupos de adolescentes.
Su automarginación y el recrudecimiento de la actitud inquisidora de la policía lo aislaron cada vez más del mundo y lo mantuvieron en un estado de constante paranoia. Luego de numerosas detenciones y abusos, fue llevado al servicio de toxicomanía del hospital neuropsiquiátrico José T. Borda para su tratamiento.
A partir de su internación, otra historia empezaría en la vida de Tanguito. Su estadía en el manicomio estuvo marcada por la aplicación indiscriminada del electroshock y el shock insulínico (y los dos combinados), la sobremedicación, el aislamiento social, el encierro en celdas pequeñas y la violencia física y sexual.
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