Darby Crash, cantante del grupo de Hardcore Punk The Germs,
había anunciado tantas veces que se suicidaría que nadie le tomaba en serio.
Cosas del loco Darby, pensaban.
había anunciado tantas veces que se suicidaría que nadie le tomaba en serio.
Cosas del loco Darby, pensaban.
Hijo de una familia disfuncional —padre ausente, madre abusadora y hermano muerto con la jeringa clavada en la vena—, Crash tenía un coeficiente intelectual muy alto y había estado matriculado en una universidad relacionada con la Iglesia de la Cienciología.
Entró en la élite del Punk californiano cuando las bravas actuaciones de su grupo aparecieron en el documental The Decline of Western Civilization (Penelope Spheeris, 1981), donde se le puede ver declarando que necesitaba drogarse en el escenario para anestesiarse contra el dolor de los impactos de los objetos —botellas, latas y lo que estuviese a mano— que lanzaban sus fans.
En un viaje al Reino Unido probó la heroína y se dejó llevar por la aterida pasividad del más potente de los anestésicos.
El 7 de diciembre de 1980, en una pensión de mala muerte, ejecutó su promesa y se inyectó una dosis que sabía de antemano que le conduciría a la muerte. Tenía 22 años.
En los últimos instantes de vida logró garabatear una nota en la que dejaba su campera de cuero al bajista de la banda.
En 2007 hicieron un biopic horrible sobre su vida, What We Do Is Secret.
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