Garajes, depósitos o la casa de una abuela copada,
cuando no distraída.
Esas eran las primeras trincheras del Punk
argentino suburbano en épocas donde las pocas salas de ensayo que había
se negaban a abrir sus puertas a esos trasculturados que desaforaban
acordes importados de una Inglaterra lejana en espacio (y ya también en
tiempo), pero cercana en veneno obrero, angustia proletaria y grito
desclasado, impulsos de la furiosa ola 1977.
La de Sin Ley fue una
historia de ese estilo: discos de Sex Pistols, The Exploited y The Clash
recolectados en el fragor de alguna tarde en Parque Rivadavia,
recitales de Los Baraja, Cadáveres de Niños o Los Laxantes, encuentros
fugaces de crestas duras, sueños dorados al sol de la ribera de Quilmes y
ensayos en cuartos llenos de herramientas fueron enhebrándose en el
germen de una cuestión que, 25 años después, sigue vigente en la voz
militante de Dudú, único sobreviviente del fundacional demo-casete de
culto Tarde para todo (1989), el del Punk copulando una gallina en tapa.
“Lo hicimos en un estudio de Bernal y tuvimos que dejar instrumentos
como parte de pago por todo lo que habíamos roto por no saber utilizar
las cosas. Más adelante participamos en un compilado y fue un
descontrol: nos pedían que saliésemos de la cocina cada vez que teníamos
que registrar una toma”, contó Dudú en una autobiografía oficial que
por un tiempo sirvió para narrar el tumultuoso camino de un grupo que,
hoy, el cantante define con más prudencia y menos estridencia.
“Empezamos adolescentes pero hoy ya pasamos los cuarenta y creo que
maduramos. En estos 25 años pasó de todo: éxitos, fracasos y muertes.
Pero acá estamos, y queremos reflejarlo de una buena vez y para
siempre”, resalta el cantante, que este domingo preparará el primer DVD
de su carrera en El Teatro de Flores.
No es la primera vez que registran su paso por un escenario. En los
‘90 grabaron No pasa naá en El Sótano de Quilmes, en 2003 sacaron un
doble de un show en Cemento y cinco años más tarde intentaron
fallidamente hacer un DVD en la misma sala a la que ahora volverán por
la revancha. “Esos son los inconvenientes de la autogestión”, argumenta
Dudú, con su voz de lija y una ironía a prueba de tachas. De las
activas, su banda es la que más longevidad acredita en el Punk local,
junto a 2 Minutos y Attaque 77, con la sensible diferencia de que éstas
fueron bendecidas por el pringoso brazo de los sellos internacionales.
“Siempre me pregunto por qué nunca tuvimos esa suerte. No me duele, pero
los grandes sellos nos ignoraron olímpicamente y no nos dieron otra
opción que remarla por nuestra cuenta.”
Pero retroceder, nunca.
Y rendirse, jamás.
“En ningún momento pensé
en terminar con la banda. Ni cuando se fueron o se murieron compañeros”,
se jacta Dudú, con justo orgullo, después de tomar las banderas de Sin
Ley tras las bajas de históricos como los guitarristas Curly Curley y el
fallecido Santi Rossi. Por eso, esta fiesta será íntima y monolítica.
“Sin invitados. Sólo nosotros. Se va a grabar el show entero, con temas
de todos los discos, incluso de los demos en casete. Una noche de puro
Sin Ley y puro Punk Rock. Aunque del Punk sólo quede la música, porque
el estilo de vida como tal ya no existe desde hace tiempo.”
Fuente-Suplemento NO. Página 12.
Fuente-Suplemento NO. Página 12.
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